8 ene 2014

Los espías a los que amamos

· Por parejas o en solitario, salvaron el mundo en miles de ocasiones

· La Agente 99 fue la primera mujer en mantener su empleo en televisión tras casarse y tener hijos

Los espías están de moda. En realidad, nunca han dejado de estarlo. Si hay algo que le guste a la audiencia, es ese secretismo, ese andar de puntillas, ese "ay, que no me descubra el malo" mientras se hacen sus colegas. El pasado jueves se estrenó en ABC la miniserie The Assets, sobre el espionaje durante la Guerra Fría contra los soviéticos. No, The Americans no, The Assets, no entendemos cómo las habéis podido confundir. Y como no la ha visto ni el Tato, como se suele decir, nosotros recuperamos a algunos de los espías televisivos favoritos de varias generaciones, esos que nos mantenían pegados a la pantalla sin poder pestañear.

Ellos prefieren tener a una ayudante (femenina y guapa, a ser posible) al lado, como si así les fuese a salir mejor su trabajo. Bueno, si son chicas resueltas no hay ningún problema, claro... A lo que íbamos. En Los Vengadores (1, 1961-1969) y en Superagente 86 (2, 1965-1970) tenemos dos perspectivas bastante distintas, la primera más de procedimental y la segunda de pura comedia. Por cierto, que el protagonista de Los Vengadores no era realmente el protagonista, sino el ayudante inicial, pero Ian Hendry se fue para hacer cine y Patrick Macnee se quedó como actor principal. En 1998 se hizo una película con Uma Thurman, Ralph Fiennes y Sean Connery que tuvo unas críticas de agachar la cabeza y no salir de la cama en un mes. En Superagente 86, Maxwell Smart y la Agente 99 siempre salvan al mundo (pese a las meteduras de pata) del caos que provoca KAOS, una organización secreta mala malísima cuyo nombre no deja lugar a dudas. La atracción entre ambos espías se hace insalvable y se acaban casando y reproduciendo. Por lo visto, ella fue la primera mujer en una comedia estadounidense de éxito en mantener su trabajo tras casarse y dar a luz. Pues mira, ya por eso se merece este reconocimiento.

Ya hablamos de las parejas, de las hembras y no podía faltar el macho alfa, el prototipo arcaico de hombre que volvía locas a las hermanas de Marge Simpson cada vez que aparecía en la pequeña pantalla: MacGyver. Será siempre recordado, además de por su mullet, por utilizar todo tipo de objetos comunes para ayudarle a sortar las situaciones de vida o muerte en las que se veía semana sí, semana también. El hombre odiaba las armas, aunque tuvo que usar alguna durante las siete temporadas (1985-1992) que duró su serie. Eso sí, no sabemos si luego en la intimidad del hogar lloraba.