27 may 2015

Wayward Pines, el peligro de querer ser Twin Peaks

Decepcionante arranque del thriller que bebe demasiado de su gran referente, pero de la manera equivocada

No es solo que el thriller esté de moda, que lo está. Es que engancha. Y si está bien hecho, engancha mucho. Necesita un misterio potente, unos personajes cautivadores, crear una atmósfera de las que te atrapan hasta pensar que estamos en ella, algo bastante difícil si tenemos en cuenta que, por ahora, a los ingenieros tecnológicos no se les ha ocurrido nada que nos pueda hacer atravesar la pantalla de nuestro televisor (por mucho 3D o salas de cine que comienzan a experimentar con olores). Por suerte contamos con algo tan poderoso como es nuestro cerebro, que a través de conexiones emocionales suple las carencias que a veces los sentidos no nos pueden proporcionar de primera mano.

Haciendo un repaso por las condiciones necesarias en todo thriller que se precie, puede parecer que Wayward Pines lo tenga todo. Es más, probablemente lo tenga. Un pueblo misterioso (mejor si está en medio de la nada), personajes que actúan de una manera extraña y, además, están interpretados por actores conocidos e incluso reconocidos. Sumémosle a eso un nombre potente en el campo de la producción y dirección como es M. Night Shyamalan y pensemos que estamos ante el gran proyecto de misterio de la temporada, el cual por alguna extraña razón FOX ha dejado relegado para la temporada de verano.

Wayward Pines

Veamos ahora el resultado final. ¿Es realmente la serie que nos venden? Está el pueblo. Están los personajes. Están los actores. Está el misterio. Está ese productor y director que, en realidad, solo ha dirigido el piloto y producido cuatro episodios. Pero todo suena forzado. Reproducir aquello que hizo de Twin Peaks el mayor referente en el género es complicado, sobre todo si no se tiene el contenido ni la destreza necesarios para lograrlo.

El halo de misterio debe ser transmitido de una manera más sutil. Lo extraño no debe ser que todo el mundo se comporte de una manera bizarra en un lugar que grita “peligro” a cada centímetro suyo que recorremos. ¿Recordáis aquel piloto de Bajo Sospecha en el que todos los personajes parecían haber secuestrado a Alicia Vega? No necesitamos que nos lo den todo masticado. Ya lo iremos resolviendo. No es necesario evidenciar demasiado algo, porque al final la sensación que se le queda a uno es de estar ante un producto pretencioso, que se recrea en un ritmo lento o la consciencia de su propio misterio para rellenar los huecos de ese guion que debería haber estado completo. ¿No se supone que es un lugar restrictivo? ¿Dónde queda la apariencia de normalidad que se le presupone? ¿No intentaría el mayor asesino en serie, ante la falta de pruebas concluyentes, dar una imagen que no le peguen el cartel de "culpable" en la frente?

Wayward Pines

Por el momento, sin ser un despropósito, Wayward Pines resulta decepcionante. Su reparto está muy descompensado, desde actores que rinden (Matt Dillon o Carla Gugino) a otros totalmente sobreactuados (Juliette Lewis de camarera, Terrence Howard de policía, Melissa Leo de enfermera). El piloto se presenta a un ritmo tan lento que anula cualquier evolución de la trama, las escenas de la familia del protagonista rompen por completo el ritmo, todo es redundante y pesado. La forma no debe sustentar una historia: es solamente el vehículo para hacerla llegar de una forma que la diferencie de sus competidoras. Y, por el momento, hay mucha forma (defectuosa) y poca historia. O, si la hay, está tardando demasiado en llegar.