30 abr 2015

Voy a dejar de leer prensa televisiva (o casi)

Criticar a la prensa es muy fácil. Solo hace falta tener una línea de pensamiento contraria a la del medio en cuestión para acusarlos de manipular, de "rojos" o "fachas" según a cada cual convenga. O hacer balance de cómo se tratan los asuntos más escabrosos, los sucesos, con todo tipo de detalles que no aportan nada más que un buen número de lectores debido a la facilidad de hacer clic (¿es información que a alguien le guste The Walking Dead en Facebook?). Pero hoy no me voy a ocupar de criticar a la prensa generalista, sino a la televisiva. Particularmente, en la era de Internet. Como generalizar está mal, hay que decir que esta crítica no va dirigida a todos los medios, pero sí a algunos de los más populares.

Y es que, como la cosa siga así, tendré que dejar de leer prensa supuestamente especializada en televisión. Al menos la española. Y eso que la estadounidense, cuando quiere, también deja bastante que desear. Voy a comenzar suave: por su mediocre redacción. Lo siento, pero si eres periodista o pretendes serlo, no puedes publicar un texto repleto de faltas ortográficas, acentos en busca y captura por omisión, fragmentos de frases que has olvidado borrar por completo... Soy el primero al que, en ocasiones, se le pasa algo por alto. Una letra que falta, un acento que juré haber puesto... Pero no de una forma sistemática o con tal concentración que haga cuestionar a mis lectores si he terminado los estudios obligatorios. Si los comentarios de tus noticias indican tu falta de profesionalidad, mal asunto.

También tengo que tener en cuenta que no entiendo cómo, en la era de la tecnología, se sigue sin respetar al espectador en diferido. ¿Para qué existen servicios de televisión a la carta en todas las cadenas principales de este país -y Smart TV y televisión por cable con opción de grabar- si, a los minutos de terminar su emisión, entro en Internet y me topo con lo que ha pasado al final del capítulo de la serie o quién ha abandonado el reality que prefiero ver al día siguiente mientras como, mientras ceno, o dejar para el fin de semana? Entiendo perfectamente que se haga en casos como los de Gran Hermano, con votaciones en directo y demás características del formato que impiden disfrutarlo con la misma intensidad al día siguiente. ¿Pero qué pasa en el caso de MasterChef? Es un programa grabado y, como tal, no bebe de la inmediatez. No hay una gala con público en plató, gráficos con una progresión de los porcentajes, ni reencuentros post-expulsión que me impidan disfrutarlo incluso meses después de completar su emisión. ¿No me vale con ver la foto del León come gamba que, además, (y no sigas leyendo este párrafo si no estás al día, no quiero pecar de lo que justamente estoy criticando) tengo que saber que su autor, después de una masacre a su autoestima casi inaudita, ha sido expulsado?

Sin duda la que está más en boca de todos estos días es la falta de consideración con los espectadores de Anatomía De Grey, entre los que me sumo con orgullo pese a reconocer que la serie es la sombra de lo que fue. Clics, clics y más clics. Porque poner nombre y foto provoca mayor interés que generar una duda en el titular que el texto interior te desvela. Sobre todo si son las 9 de la mañana y ninguna cadena española ha emitido todavía el episodio. Sobre todo si el fallecimiento de un personaje es algo que se descubre durante la emisión del mismo, por mucho que se pueda justificar con "¡es que se filtró la portada de EW antes de tiempo, así que nosotros también podemos!" Sobre todo si a los fans de Juego De Tronos, que está mucho más de moda y cuenta con más seguidores, se les protege constantemente con el socorrido spoiler alert que evita que se comporten, exageradamente hablando, como los personajes de su serie favorita. Esto no es Estados Unidos pero, aunque lo fuese, tampoco sería lícito destripar el contenido con tan poco margen. Todo espectador se merece el mismo respeto: sea cual sea la serie que vea (por mucho que algunos se empeñen en crear la categoría de "series menores"), sea cual sea el soporte desde el que lo haga y escoja el momento que escoja para su visionado.

Por último voy a hacer una lista de lo que no considero que es un portal televisivo:

Una web de cotilleos donde enterarme de si un comentarista de Mujeres Y Hombres Y Viceversa ha tenido un affair con un concursante de Supervivientes, desde que este lo dice hasta que otra señorita a la que no conozco pone en duda su veracidad. Y así seguiremos las próximas semanas, sin duda.

Un portal sobre Internet donde el espacio visual dedicado a los vídeos virales de YouTube ocupa más que el destinado a las noticias de televisión, un portal sobre cine por mucho que una premiere estuviese llena de rostros de la pequeña pantalla o un portal de actualidad generalista donde leer los tuits que han dejado los presentadores de TV opinando sobre la noticia del día.

Una crónica del underground donde la opinión de Leticia Sabater o María Lapiedra sobre el partido de Pablo Iglesias se considera un hecho noticioso.

Un portal de carnaza en el que siempre que es posible las noticias se ilustran con una foto de un actor a pecho descubierto. O donde que un actor se quite la camiseta en una serie o en una sesión fotográfica sea considerado noticia (porque la noticia no sería "El actor es portada de esta revista", sino que "se ha quitado la camiseta para esta revista", lo cual me parece un poco denigrante). O donde se le dedica un espacio habitual a la portada de Interviú incluso si su protagonista es conocida por haber alimentado durante una semana el corrillo de Sálvame. Un logro del que sentirse orgulloso, desde luego.

¿Se ha salvado la página que más visitas de todas las críticas o de la mayoría de ellas? Enhorabuena, y dime cómo lo has logrado. ¿Las cumple todas o la gran mayoría? Enhorabuena: tienes visión crítica. La falta de especialización en medios "supuestamente" especializados es uno de los mayores males de Internet. No todo cabe en cualquier lugar por mucho que necesites un volumen enorme de visitas para que tu publicidad sea rentable. Dicho esto, está claro que no voy a dejar de leer la prensa televisiva, por muchas ganas que me puedan entrar o por veces al día que me indigne al visitarlas. Seguirán siendo mi principal fuente de información sobre la actualidad del sector y audiencias, pero a la vez continuaré cuestionando su calidad a la vez que lo hago. Ojalá mi voz valiese tanto como para que alguien, al leerme, tomase medidas al respecto. Cómo me gustaría convertirme en Frank Underwood por un par de horas.