20 may 2014

Por qué Jack Bauer es Dios

El personaje que interpreta Kiefer Sutherland lo tiene todo para ser venerado por generaciones. Menos mal que nos quedaba este último día

Olvídate de Chuck Norris: Jack Bauer, el protagonista de 24, es el hombre definitivo, el Dios televisivo, esa persona que hace que el mundo gire y al que deberíamos hacer reverencias cada vez que apareciese en pantallas. En las siguientes líneas te contamos por qué, si es que hace falta.

Porque es indestructible. Da igual cuántas veces lo hayan esposado, que se enganchase a la heroína, que los chinos lo secuestrasen y torturasen... Él siempre logra escaparse y, es más, ya puede tener a toda la inteligencia norteamericana buscándolo que él les dará esquinazo durante cuatro años. ¡Y sin que lo etiqueten en una sola foto del Facebook!

Porque tiene el don de la regeneración. Da igual que lo acaben de disparar en la pierna o que los malos malísimos lo acaben de soltar y solo haga media hora que ha visto la luz del día: en el capítulo tres ya estará dándolo todo, persiguiendo a alguien, recibiendo más balazos, salvando al mundo y sin hacer un parón para tomarse un café, rehidratarse o darse la comilona más necesaria de toda su vida. ¡Y a nosotros que nos hace falta el desayuno como agua de mayo!

Porque es inolvidable. Locas. Así las tiene a todas, y sobre todo a Audrey. Da igual que se haya convertido en un enemigo de Estado y que te pases los días escuchando que es el demonio personificado: una vez caigas en sus redes, será imposible soltarte. ¡Y pensar que Kiefer Sutherland se ha divorciado dos veces...!

Porque no le tiembla el pulso. Se carga a quien haga falta, y no creas que le importa lo más mínimo. Él sabe lo que tiene que hacer, que es cualquier cosa con tal de lograr su objetivo. A día de hoy, 272 personas han dado su última bocanada de aire a manos de Jack. Y aún quedan 9 capítulos para deshacerse hasta de la Reina de Inglaterra si se la ponen delante...

Porque lo sabe. Y si no, mira esa cara (que ya la quisiese el asesino en serie de The Fall para sí) sin sentimientos, sin una mínima sonrisa, sin mostrar tan siquiera preocupación por el mundo que se está desmoronando a su alrededor. ¿Cómo podría no salirse del papel si no fuese totalmente consciente de que es una deidad? ¡Jack, nos descubrimos ante ti, que seguro que no nos haces asistir a misa todos los domingos!