14 ene 2014

Cinco tipos de periodistas

· Puedes ser comprometido como Lou Grant, o aleccionador como Will McAvoy

· ¿Mantendrías relaciones sexuales a cambio de fuentes para tus noticias?

Cuanto peor está el periodismo, más parece que se pone de moda en la televisión: The Hour en el Reino Unido, The Newsroom, Political Animals y House Of Cards en Estados Unidos (por citar un par), la futura De Boca En Boca en España... En El Megavisor hemos estado fijándonos en varios periodistas de nuestras series, y hemos identificado cinco tipos (aunque seguro que hay muchos más) de profesionales que, en algunos casos, de profesionales tienen más bien poco.

Fue uno de los primeros de la tele, de los que lo hizo tendencia y sigue en la mente de una generación de plumillas. Lou Grant nació como un personaje de La Chica de la Tele, pero en 1977 (hasta 1982) saltó de la sitcom de 20 minutos al drama de 40 con la redacción del Los Angeles Tribune. En ellas, los periodistas buscaban dar una información completa, sin lecciones morales... Vamos, lo que el periodismo debería ser, mientras también se planteaban multitud de problemas éticos relacionados con la profesión.

Y aunque nos lo intentan vender como tal, Will McAvoy y su programa no son para nada el mejor ejemplo de periodismo... al menos ante las cámaras. Precisamente por lo que hemos puesto en el titular: porque se pasan. En The Newsroom (2012) a veces las opiniones de su presentador son más importantes que el contenido, y News Night se acaba convirtiendo en un panfleto demócrata disfrazado de republicano crítico. Eso sí, valoramos mucho los métodos de MacKenzie McHale. No todo iba a ser malo.

O lo que es lo mismo: el anti-profesional. Como Zoe Barns de House Of Cards (2013), [SPOILER ALERT] que no le importa mantener una relación sexual con Underwood, el personaje de Kevin Spacey, para ir escalando posiciones en su periódico y pasar de ser una mera reportera local a cubrir la información de Washington.

Justo todo lo contrario es Robin Scherbatsky, de Cómo Conocí A Vuestra Madre (2005), que aunque sí que tiene algunas pretensiones de fama y prestigio, al final hace lo que le van mandando en sus programas locales. Y eso que en ocasiones supone convertirse en el hazmerreír de la pandilla... Prácticamente los únicos que ven su programa.

Y, por último, a lo que aspiran muchos en este mundillo: a forrarse con cientos de miles de ejemplares vendidos de sus historias. Carrie Bradshaw, la protagonista de Sexo En Nueva York (1998), es uno de estos casos, aunque también podríamos catalogarla en los "periodistas que escriben una columna semanal y se pueden permitir tener decenas de pares de Manolo Blahnik", es decir, nadie en el mundo real.