3 abr 2014

Pensar antes de enviar

¿Alguna vez, mientras estabas actualizando tu timeline de Twitter, has pensado que alguien a quien sigues debería Pensar Antes De Enviar? Nosotros también, y a menudo.

El profesor de Glee, Matthew Marrison, se quiere mucho. Ni barba ni nada: estás encantado de conocerte. Actúa como si la pose fuese casual, tú hazlo, que quizás te lo creas y todo.

La falta de sueño es muy malita, y sino que se lo digan a Almudena Cid, que cual adolescente en clase de historia no pudo evitar echar una cabezada donde la pilló en aquel momento. No estamos muy seguros de qué sitio es: la consulta del médico, un probador de Zara... Eso sí, tenemos que decir una cosa: ese pseudo-gotelé de la pared nos tiene enamorados y nostálgicos de Manos A La Obra al mismo tiempo. #rezumandoestilo

No entendemos muy bien esa manía que tiene la gente de salir silbando en las fotos mientras cocinan, como si saltear unas verduras fuese un momento de inspiración artística, al estilo de Miguel Ángel Silvestre (estilo por decir algo, claro). ¿No sería mucho más honesto bailar unas sevillanas, ponerse un camping gas de tocado y la sartén como peineta mientras se van dorando? #elarteperformáticoeslonuestro

No nos sorprendes nada, Rainn Wilson. Eso en Galicia lo llevamos viviendo toda la vida con aquello de "mexan por nós e din que chove".

Os lo dijimos: Naya Rivera está haciendo méritos para convertirse en un personaje fijo de esta sección. Habréis visto la foto y habréis pensado: "pues tampoco es que tenga gran cosa". ¿Cómo que no? ¿Os parece normal que se diga a sí misma "sofisticada" cuando no se puede ser más ordinaria que ella? Claro que esos labios que se ha puesto, más propios de prostituta de Miami que de actriz a escala internacional, tampoco es que la ayuden mucho. #CallaNaya

Algo parecido a la frase de la semana de Dylan McDermott es lo que les podría decir el protagonista de The Fall a sus víctimas. Bromas de mal gusto aparte, la filosofía Dylanista tiene muy clara una cosa: la fuerza de la mente. Y no, no nos referimos a que Dylan pueda levantar un camión con el cerebro, aunque estamos seguros de que puede. Tan solo hace falta abrirla para darnos cuenta de todo. Por ejemplo, como ese momento en que asumes, aunque te autoengañes, que Anatomía de Grey ya no es lo que era, o que True Detective aunque estuviese muy bien interpretada hizo aguas por muchas partes. O, mismamente, que en True Blood todo es una excusa para sacar a alguien en pelotas. ¡Qué sano es tener una mente bien ordenada!